La laguna de Lucenza es uno de los parajes emblemáticos de la sierra del Caurel, estando en proceso la homologación por parte de la Federación Galega de Montañismo de la ruta que lleva a este lugar desde A Seara. Dependiendo de la época del año en que se visite, encontraremos mas o menos agua (ó ninguna) ya que el nivel de sus aguas experimenta importantes cambios en función de las condiciones meteorológicas.

Hay un canal de drenaje que algunos vecinos de la zona construyeron de forma artesanal, entre los años cuarenta y cincuenta. En esa época era habitual llevar el ganado a pastar a la zona y en algunas ocasiones hubo reses que se ahogaron en la laguna o que se quedaron atrapadas en el terreno pantanoso, por lo que se decidió llevar a cabo un intento de desecación. El canal está hoy casi cubierto por la maleza, pero continúa desaguando la laguna. Afortunadamente, el drenaje no acabó con la laguna, pero redujo considerablemente su nivel.

Una de las principales peculiaridades de la laguna de Lucenza es su estrecha relación con los glaciares que cubrieron las partes altas de la sierra de O Courel durante el Pleistoceno. Estudios realizados en los terrenos situados por encima de la laguna indican que estas masas se hielo se formaron hace en torno a 80.000 años, en la primera etapa de la era glacial.

Por debajo de la laguna se conservan restos de morrenas, las características pilas de sedimentos originadas por los glaciares. El agua empapa el subsuelo, lo que ocasiona que si se junta a orillas de la laguna varias personas, por ejemplo una decena, y saltan todas a la vez en el mismo sitio, se notará cómo el suelo tiemba.

Dado que está situada en una zona de alta montaña -a unos 1.400 metros- en la que habitualmente se registran nevadas, la laguna suele estar llena en invierno. En esta época del año también es normal que se congele y no es raro que se pueda caminar sobre el hielo. Cuando el invierno ha sido abundante en nevadas, la laguna suele conservar agua a lo largo de la primavera incluso si las lluvias no son muy importantes en este período. Si embargo, el volumen de agua acumulada en la superficie del terreno se reduce con rapidez en las épocas de escasas precipitaciones. En los veranos muy secos,llega a quedarse totalmente vacía, algo que ha llegado a ocurrir en varias ocasiones en tiempos recientes.