Este castillo medieval, hoy en ruinas, fué construido en la Edad Media para fortificar el paso entre Galicia y O Bierzo, pero el emplazamiento tiene un probable origen romano. En el fué escondido Alfonso II cuando era niño por los monjes de Samos para protegerlo de la persecución de su primo Aurelio.

No se conoce la fecha exacta de la construcción de esta fortaleza, pero la mención histórica más antigua que se conoce sobre ella es una carta de donación fechada el 25 de marzo de 1181 en la localidad zamorana de Villalpando. Mediante este documento, un hidalgo llamado Nuño Peláez y su mujer Aldara cedieron un coto que comprendía este castillo a la orden monástico-militar de Santiago, fundada solo once años antes. Fue la primera posesión realmente fortificada con la que contó esta orden en Galicia.

Pocos años después de la donación, entre 1198 y 1199, el rey Alfonso IX confiscó el castillo y su coto por motivos que se desconocen, pero la Orden de Santiago lo recuperó hacia 1220. Entre los siglos XIV y XV, Carbedo y las demás fortalezas que tenía esta congregación en Galicia pasaron a depender de la encomienda de A Barra, situada en el actual municipio ourensano de Coles. La fortaleza de Carbedo y las milicias armadas que residían en ella estuvieron al mando de alcaides que representaban a la Orden de Santiago.

En documentos de los siglos XV y XVI se conservan los nombres de algunos de ellos, como Juan de Montalvo, Pedro Vidal, Nuño de Moseyro, Alonso López, Maçia de Monseiro, Álvaro Pérez y Pedro Guillén. Además de ofrecer protección militar al coto de la Orden de Santiago en el Caurel y a sus habitantes, el castillo de Carbedo permitía controlar una ruta comercial que pasaba por las cuencas de los ríos Lor y Selmo, uniendo el oriente de la actual provincia de Lugo y la zona sudoccidental de León.

Debido al valor estratégico de su posición, no sería raro que este lugar hubiese sido utilizado como atalaya antes del siglo XII, incluso en la época romana. En el el siglo XV, después de la guerra irmandiña, la fortaleza de Carbedo despertó la codicia del conde de Lemos Pedro Álvarez Osorio, que la ocupó durante un tiempo y cobró los tributos del coto. Las quejas que dirigieron por este motivo a la autoridad real la Orden de Santiago y los vecinos quedaron recogidas en una cédula redactada en 1480.

Destaca la calidad de la construcción de la puerta principal, superior a la del resto del edificio, fabricado con bloques de pizarra y cal. Al cruzar esta puerta se entraba en un patio de armas donde había un aljibe en el que se almacenaba el agua. En este espacio se hallaba además una construcción sencilla -probablemente de madera- que servía de caballeriza. Desde el patio de armas se accedía a las diferentes dependencias del castillo, como la cocina, el horno, la capilla y una habitación en la que residía el alcaide.

La torre del homenaje -no muy alta pero sí muy fuerte- era de planta cuadrada y tenía dos pisos de madera. Entre 1508 y 1515 se le añadió a la fortaleza un torreón circular de tres pisos. En el más bajo había una mazmorra y en los otros, unos aposentos para dormir hechos de madera y barro.

En los informes se mencionan algunas de las armas que había en el castillo, como ballestas y un cañón de tipo falconete. Las últimas obras que se hicieron en Carbedo fueron poco antes de 1558. En 1582 el baluarte ya llevaba un año abandonado y cayendo en la ruina.

Los vecinos de la zona, según los documentos, aprovecharon piedras, ventanas y muebles del castillo para arreglar sus propias viviendas. A juicio del historiador, cuando estaba íntegro, el castillo debía de ofrecer un aspecto muy similar al de las fortalezas de Os Ancares -Doiras, Doncos y Torés- y a las del Bierzo, como las de Corullón, Cornatel y Sarracín.

Un documento datado el 7 de abril de 1326 indica que el hidalgo García Rodríguez de Valcárcel había levantado en esa época un baluarte en las cercanías de Esperante desde el que llegó a controlar una buena parte de las posesiones de la Orden de Santiago en O Courel. Más tarde accedió a devolver sus bienes a la congregación y derribar la fortaleza que había construido.

Se considera que en el entorno de Carbedo y Esperante puede haber dos ubicaciones para la desaparecida fortificación que hizo levantar García Rodríguez de Valcárcel. Una de ellas sería el castro de Torre Cabreira o del monte Cido, en una cota más alta que el castillo de Carbedo. La otra sería el castro de la Devesa do Rei. En ambos lugares hay restos de edificaciones cuadrangulares de gran tamaño.

En el monte Cido, se encontró una tabula de hospitalidad romana y un águila de bronce de un estandarte de las legiones que en tiempos dominaban el Caurel por la abundancia de oro.

Ambas piezas se conservan en el Museo de Lugo.