El homúnculo de Penfield

 

 

 

 

 

 

El dolor es un mal que usted puede controlar

 

Más de 70% de las personas que sufren dolores moderados y fuertes se resignan a disminuir su calidad de vida, sin embargo los avances científicos en el sector farmacéutico han dado con nuevos medicamentos que podrían, virtualmente, hacer desaparecer el mal sin producir efectos colaterales indeseables. Los pacientes tienen derecho a no sentir dolor y una decisión informada es su mejor herramienta

 

David Torres

 

 

El dolor es la sensación más devastadora que puede experimentar el ser humano. En ciertas ocasiones, sólo la muerte representa un alivio al infierno de un dolor intenso y permanente.

En otras, es simplemente un síntoma de un problema en el organismo (una suerte de sistema de alarma biológico) que puede salvarle la vida. Pero en todos los casos resulta un evento desagradable que pudo ser controlado y vencido con el tratamiento médico adecuado.

Los pacientes se quejan, retuercen, desfallecen, gritan y sollozan, mientras los médicos descartan uno tras otro los males hasta dar con la causa de la molestia. Y es que el diagnóstico de malestares a través del dolor es una herramienta mecanicista que en cierto sentido ha inmunizado a los galenos contra el dolor ajeno en las salas de emergencia.

No obstante, los profesionales de la salud -reflexionando en sus métodos- determinaron que los seres humanos tienen derecho a no sufrir dolor. Por ello, las grandes farmacéuticas, los centros de investigación y varios centenares de médicos de todo el mundo han dedicado miles de millones de dólares durante las últimas tres décadas con el fin de hallar tratamientos y medicamentos eficaces contra los distintos tipos de dolor.

Para conversar sobre estos avances, El Mundo contactó a la doctora Esther Benedetti, médico anestesiólogo de la unidad integral de Control del Dolor del Hospital de Clínicas Caracas, quien adelantó informaciones sobre nuevos medicamentos que revolucionarán el control del dolor crónico en el país, los cuales serán lanzados al mercado próximamente.

Según la especialista, el dolor es un fenómeno de supervivencia, síntoma del mal que aqueja al paciente, que en un momento determinado enciende una señal de alarma en el organismo, pero que en personas con dolores crónicos (como los enfermos de artritis, cáncer, neuropatías y el síndrome del “miembro fantasma”) resulta un malestar con terribles repercusiones sociales, económicas y personales.

Precisamente por esas repercusiones continúa- se debe “humanizar” a los médicos respecto al dolor, pues han llegado a verlo como algo normal en los pacientes, hasta abandonar el control del dolor. Eso no debe ser así, las nuevas alternativas terapéuticas disponibles en la actualidad pueden mejorar la calidad de vida de los pacientes.


Cómo librar el sufrimiento

Esa es la pregunta que toda persona se hace cuando siente un intenso dolor. Lastimosamente es menester conocer el mal antes de calmar la desagradable sensación. Pero en todo caso, no es necesario soportar todo el sufrimiento, pues con la asistencia médica adecuada el dolor y sus consecuencias virtualmente desaparecen.

Muchas son las terapias eficaces que se pueden aplicar para el control del dolor hoy día, pero con el fin de decidir cuál es la más adecuada en un caso particular es necesario identificar su ubicación y duración, clasificando el dolor y sopesando las causas del malestar y las consecuencias de los tratamientos.

Según la Sociedad Americana de Anestesiólogos, existen dos tipos de dolor: el agudo que dura poco tiempo y se produce generalmente después de una lesión, cirugía o enfermedad, el cual frecuentemente desaparece con el proceso de curación. Y el dolor crónico, aquel que continúa por un tiempo más prolongado a veces- a pesar de sanar la lesión original.

Respecto a los dolores agudos, los tratamientos más frecuentes son la receta de analgésicos narcóticos, antidepresivos, drogas antiinflamatorias (como las aspirinas) y medicamentos antiepilépticos De todos ellos los analgésicos narcóticos son los más fuertes y se usan para tratar dolores agudos y hasta oncológicos (por el cáncer), pero rara vez se recetan para el dolor crónico, pues muchos producen efectos secundarios como daño a algunos órganos vitales y adicción.

El resto de las posibilidades farmacéuticas producen otras secuelas indeseables, por ello algunos médicos recomiendan terapias físicas y de relajación, pero estas no inhiben el dolor, menos aún en los dolores crónicos.

La conclusión de los estudios más recientes es que los medicamentos actuales para tratar el dolor pudieran no resultar adecuados.

Los analgésicos narcóticos inyectables causan con frecuencia depresión respiratoria, náusea y estreñimiento, y las dosis más reducidas producen un control mediocre del dolor.

Asimismo, los analgésicos anti inflamatorios están asociados con sangramientos y efectos gastrointestinales.

Por esa razón los productos más recientes apuntan hacia la inhibición específica de la enzima que produce el impulso nervioso en los lugares del traumatismo.

Es decir, los nuevos medicamentos inhiben el dolor sin afectar el sistema nervioso u otros órganos. Tal es el caso del parecoxib sódico, medicamento que estará disponible en el mercado el mes entrante.

MEDICINA

Desarrollan nueva droga inhibidora
En Venezuela hay servicios de tratamiento del dolor muy buenos, todos en el sector privado. Lastimosamente, las muchas deficiencias del sector público y los efectos secundarios de muchos fármacos hacen que más de 70% de los pacientes con dolores insoportables se resignen a sufrir, pues no saben qué hacer para mitigar el mal.

Muchas de las terapias con opioides y analgésicos producen efectos colaterales indeseados y eso junto con la desinformación y la falta de recursos contribuye a aumentar el terrible porcentaje.

Sin embargo, el ingreso al mercado venezolano de nuevos medicamentos inhibidores de la enzima que produce la sensación de dolor, muestra un nuevo panorama para los pacientes postoperatorios y los enfermos de dolores crónicos.

Uno de esos medicamentos es el parecoxib sódico (inhibidor de la enzima COX2).

La doctora Benedetti explicó que este fármaco es distinto a otros analgésicos pues no produce repercusiones renales ni reducción plaquetaria. Además, dijo- con otros medicamentos hay riesgo de producir sangrado gástrico y deficiencias renales.

Asimismo, en la escala analgésica propuesta por la Organización Mundial de la Salud, el parecoxib sódico se encuentra en el primer peldaño y según los estudios tiene gran potencial analgésico.